Todo comienza cierto viernes de Julio, muy mal al parecer debido a que todo lo que podía fallar falló, y lo más importante que no debía fallar...fue lo primero en hacerlo; el transporte.
Montados en Lauchón, partimos al rededor de las 4:00am, con dirección al Parque Nacional Radal - Siete Tazas. Dormitando, dimos cuenta de que la noche era extraña, fuertes vientos, entre frío y calor y bastante tenebroso por decirlo menos.
Sacando las ramas del camino.
Ya cuando el hielo del camino venció a este ilimitado citycar, decidimos bajarnos y caminar, sin antes ayudar al conductor a salir del glaceo obstáculo que impidió nuestro paso.
Con éstos inventitos puestos, pensaba: ahora si que la nievecita no me la gana! (aludiendo a la vez anterior)
El viento arrecia en las altas cumbres.
Batería de panorámicas para deleitar la vista, y dar un poco a conocer la belleza del lugar.
A la izquierda el Manantial Pelado.
Cerro que parece muela.
Manantial Pelado.
Un descanso en el camino y lugar de una decisión importante.
Alzo mi vista y veo esta hermosura.
Levanta la nieve por los aires cual partículas de arena...
Los cuales golpean con furia nuestros cansados rostros.
Lejano y esquivo objetivo.
Guerrero de la Luz.
Última panorámica.
Montados en Lauchón, partimos al rededor de las 4:00am, con dirección al Parque Nacional Radal - Siete Tazas. Dormitando, dimos cuenta de que la noche era extraña, fuertes vientos, entre frío y calor y bastante tenebroso por decirlo menos.
Sacando las ramas del camino.
Ya cuando el hielo del camino venció a este ilimitado citycar, decidimos bajarnos y caminar, sin antes ayudar al conductor a salir del glaceo obstáculo que impidió nuestro paso.
Entrada la mañana, llegamos al parque donde dejamos la nota en la que informábamos sobre nuestra entrada, y nos largamos a caminar lo mas rápido posible. Lamentablemente nos dimos cuenta en ese momento que no llegaríamos al Manantial Pelado, nuestro objetivo, pero haríamos lo imposible por llegar aunque sea a la base.
Esta es la historia de éste viaje.
Esta es la historia de éste viaje.
Oh no! tu de nuevo!
El amanecer en el Cordón del Güamparo.
Con éstos inventitos puestos, pensaba: ahora si que la nievecita no me la gana! (aludiendo a la vez anterior)
El viento arrecia en las altas cumbres.
Batería de panorámicas para deleitar la vista, y dar un poco a conocer la belleza del lugar.
A la izquierda el Manantial Pelado.
Cerro que parece muela.
Manantial Pelado.
Un descanso en el camino y lugar de una decisión importante.
Alzo mi vista y veo esta hermosura.
Nos vamos dando cuenta de la mala decisión que tomamos al no cruzar el río, ya se empieza a ir al luz y ni siquiera nos acercamos al objetivo.
El viento arrecia ahora sobre nosotros...
Levanta la nieve por los aires cual partículas de arena...
Los cuales golpean con furia nuestros cansados rostros.
Lejano y esquivo objetivo.
Guerrero de la Luz.
Última panorámica.
La frustración nos embarga y decidimos alojar a pocos metros de donde alojamos la vez anterior por esos azares de la cordillera y el destino. La noche fue de descargas contra el cerro que no quería ceder y de promesas de un regreso para el bicentenario de la nación, se durmió y raudamente se caminó de regreso a la portería, previa caída a un estero del autor, por lo que entenderán su comodidad al caminar con calcetas mojadas. Se hizo "dedo" y regresamos al hogar, sin olvidar pasar por el clásico "Dinocompleto" en Molina. Volveremos...y lo lograremos.
-.Fin.-
Cansados viajeros
4 comments:
A pesar de todas las ganas y el espíritu, con la falla del transporte y luego con el cobrador de peaje que hubo que bocinearle, ya daban un mal presagio. De todas maneras siempre se aprende algo de esto. Hasta en Fuerte Europa pasan estas cosas.
Como es posible que vayas y venga a Europa tantas veces en un año? y solo para ir a dejarnos al Radal?
Insisto, aterriza, vives en Chile.
que paso que no siguieron?
erramos el camino y la nieve nos impidió continuar. Era demasiado escarpado el terreno
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