Es extraño a veces, cuando uno vuelve de la montaña o de algún lugar apartado, donde la tranquilidad es conmovedora, como se siente el "shock ciudadano" cuando se vuelve a la selva de cemento. A mí me ha pasado más de una vez, especialmente cuando vuelvo de noche, y al otro día, me voy a la "U", bocinazos, frenazos, humo, garabatos, olor a aceite, ruido de motores de micro, "muéeevete pos chuchetumare", "yapo roteque....no ves que es luz verde", "señaliza conch$#%&".... Me ha pasado que me mareo, y siento que todo me da vueltas, es extraño, no oigo las voces de la gente. Camino por las calles, con los colectivos pasando rajados, bocineando cortito para captar la atención de los pasajeros, frenando y atropellándose, con las cumbias y el regaetón a todo dar. Camino escuchando mi pendrive mp3 Packard Bell de 128 megas, disfrutando la voz de Dolores O'riordan, y los Cramberries.
Paso bajo el paso a nivel, y su coro es saturado por los motores degeneradamente ruidosos de las micros, cuyos choferes no encuentran mejor momento para saludar a sus amigos y TUAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!, los piés se me llegan a despegar de suelo. Subo el volumen, para ahogar esa peste y empieza "Ridiculous Thoughts".......de un momento a otro me encuentro bajándome en el paradero de la universidad, donde disminuye el ruido de los ataudes de metal, y me logro adaptar de a poco al ruidoso vivir de la semana, hasta que llegue el próximo escape a mi habitat natural.
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