Todo comienza el fin de semana de pascuas de 2012 (6 de abril), un largo viaje por delante, y un pronóstico del clima que no se veía muy prometedor: lluvia, aguanieve...nieve, y el último día parcialmente nublado así como que no quiere la cosa.
Rogando y sosteniéndome de mis esperanzas en que el clima se adelantara y el "nublado variando a parcial" se presentara el domingo, nos lanzamos a la aventura, aunque la idea era descansar y conocer un bonito lugar, lo cual fue un éxito rotundo... no así el cerro.
"Primera" parada: Kochel am see.
La zona en general.
Planificando las rutas a seguir.
Casa clásica de Bayern.
Maldita sea... el día horrible no nos deja ver la belleza del cerro.
Ésto si que es increíble. Una máquina surtidora de cámaras de bicicleta.
Luego de esperar varias horas dando vueltas por la ciudad, nos encaramamos en el bus a Walchensee, con unas ganas espantosas de ir al baño y una mochila de 30 kilos, iba disfrutando a montones el viaje. Aparte de que no se veía nada por las nubes, lo único que sentimos fue que se nos taparon los oidos, ahí supimos que estabamos pasando por encima de un cerro, a los 20 minutos llegamos al pequeño pueblo de 600 personas.
Se veía "mucho".
Hasta ese momento, yo pensaba que era eso no mas... "guau...tremendo cerros, siii siii siii".
Casitas.
Una capillita.
Árbol.
Para pasar el rato, ya que teníamos que esperar hasta las 16:45 y eran como las 12:00, nos fuimos al único lugar que encontramos abierto... el único café en realidad, y esperando con emoción esa calidez bávara, entramos y nos sentamos. "Grüss gott"...??? que cosa? (saludos de Bayern), un tipo con una cara ferrea germana nos saluda, definitivamente no era el clásico bávaro, esto estaba claro. Una atención algo seca, un cafe y un jugo para Judka. AH...y el baño por favor!!!!
Al fin llega la hora, vamos a esperar a la señora, con alemana puntualidad, llega luego de que la llamamos, diciendo que se le había olvidado que llegábamos, nos muestra las instalaciones y por fin a relajarse un poco. Cabe señalar que la señora representaba con creces esa simpatía bávara que esperábamos.
Desde fuera del hostal, mientras esperábamos a la señora.
Acomodamos el conejo de chocolate, víctima del ajetréo del viaje.
Toda la camada.
El día siguiente no fue mas provechoso que el anteriór, eso si se descansó harto y se pasó adimirando la eterna lluvia, afortunadamanete al atardecer, la lluvió cesó y tuvimos la posibilidad de darnos una vueltecita por los alrededores, hacer un pequeño trekk y sacar un par de fotos de lugares bonitos... aparte, a esa hora recién se asomaron los cerros... o algunos al menos.
Apareció el Herzogstand.
Panorama.
Ingenioso sistema para evitar atascos.
Cerro de nombre irreproducible.
Los Stubai.
Pequeño golfo en el lago.
Cristalino.
Una vistita del lago. (algo despejó, pero poco).
Es día cenamos en un restorán Ítalo-Germano, un plato demecial de pescado apanado con ensalada y otras cosas para Judka, y una buena porción de lasagna para el autor. Ya a las 22:00 era hora de partir al sobre con la esperanza de que el informe del tiempo haya errado y que el rojo cielo de la tarde fuera augurio de hermosos días.
Estábamos errados...
Desde la ventana a las 8:00 am.
Nevando a todo dar, salimos de la casa con la clara convicción de lograr el cerro, aunque no pudiéramos siquiera sacar una foto, no importa, queríamos lograrlo. Haciendo caso del informe meteorológico que afirmaba solo chubascos de nieve en declinación hacia el medio día, teníamos al menos un 70% de posibilidades de lograr el objetivo.
Nos equivocábamos... solo empeoró.
Hay que seguir el H5... con la nevazón es medio dudoso el éxito.
Mucha nieve.
Marcando un punto con el GPS. Las huellas se empeizan a borrar.
Judka cerca del punto de retorno.
Autor hundido hasta las rodillas. Es hora de volver.
(naaaa, solo estaba de rodillas en la nieve)
A las 2 horas de caminata la nevazón se intensificó y junto con ella, el viento, por lo tanto a momentos solo veíamos blanco (viento blanco). Afortunadamente eran solo rachas, eso si lo que mas me ponía nervioso es que como las huellas ya se encontraban tapadas, era muy facil perderse.
Calculamos que llegamos a 400 metros de la cumbre... muy cerca.
Judka en retirada.
Con la cara larga, el autor se retira, rogando por otra oportunidad en un futuro cercano.
(cuantas veces nos hemos visto en ésta situación).
La bajada rápida.
A salvo.
Oh... el conejó pasó y nos dejó los huevos!!!!
De regreso a la casa, parece que la cosa empeora.
Panorámica de como estaba el día.
Avanzada la tarde, cesa la nevazón y con ello, aparecen los animalillos y los paisajes sublimes. Era hora de "desecuevarse" e ir a dar una vuelta por el ahora nuevo paisaje.
Pajarillos.
Herzogstand.
Parte del otrora objetivo.
El único negocio en Walchensee.
Lago.
Cambió la cosa.
Tentadora cumbre.
Pero el buen tiempo no dura para siempre, y se "larga la nubá'" de nuevo.
El cerro tentador se cubre nuevamente.
Copito.
Y llega la hora de comerse una cosita...
Un par de cervezas y apfel strudel...
Y el regalito de pascua.
Y llega el día de la partida, y como lo dice la ley de Murphy, es el día mas bonito, caluroso incluso y no nos deja tiempo para subir el cerro, pero por lo menos da el paso para una serie de daguerrotipos con nieve y sol... y muchos sol.
Último día... yogur bávaro.
Herzogstand como Dios manda.
El cerro tentador, con clima tentador.